Como buen púgil, y como sabiamente decía cierto personaje, en la vida hay que saber combinar derechazos e izquierdazos de la forma adecuada y en el momento oportuno...quizá esa sea la única manera de poder alcanzar la virtud aristotélica.
Esta entrada atiende a una promesa, sobre un recuerdo infantil, que tenía adquirida conmigo mismo desde hacía ya bastante tiempo. Se trata de un pequeño homenaje a Franco Battiato, ese trovador de los lejanos años 80, cuya genialidad, en mi opinión, fue aplaudida e incomprendida (también parodiada) a partes iguales.
El videoclip creo sinceramente que no hace honor a la belleza de esta enorme canción, pudiendo llegar a resultar insípido y hasta cómico. Pero todo ello forma parte del carácter y genialidad de un personaje que, a diferencia de otros, luchó por permanecer fiel a un estilo que iba a contracorriente.
Espero que ustedes disfruten tanto la canción, y quizá hasta el videoclip, tanto como yo...