Desgraciadamente, y como suele ser habitual, la Historia sólo recuerda a los valientes y heróicos astronautas que subieron a aquel ingenio volador para posar sus pies en la superficie de nuestro satélite. Ellos fueron los que realmente se jugaron el tipo y por ello es también justo -y necesario- reconocer su gesta.
Pero esta entrada está encaminada a reconocer el trabajo, el esfuerzo y el talento, con frecuencia desmesurado, de aquellos cientos de héroes anónimos que realmente hicieron posible todo esto. Me resisto a llamarlo "proeza", porque se corre el riesgo de asociar a esa la palabra "suerte" y suerte o azar es, aunque a veces inevitable, una palabra desafortunada dentro del argot científico. Logro tecnológico sería el término correcto.
Quizá tenga que transcurrir más de un siglo para que la humanidad pueda asistir a una proeza (tecnológica) se ese mismo calibre.
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Los otros HÉROES


Gracias, señor Braun...

