En cualquier caso, me quedo con el análisis del técnico de sonido que llevan al plató. Sus conclusiones son inquietantes, en especial lo concerniente al radio de acción de la emisión.
De Parravicini, como ya dije en su día, hablaré...pero cuando me deje de dar miedo
Por último, dejo un link al curioso podcast donde César Cabo, el rubito portavoz de los controladores aéreos que tantas cámaras y miradas femeninas acaparó durante las sucesivas crísis generadas por su colectivo.
El susodicho controlador reconoce abiertamente el haberse topado hace muy pocos días en sus pantallas de Barajas con uno de esos llamados "O.V.N.I.s". Me deja pensando lo que comenta de una tripulación viendo salir del mar un objeto de un kilómetro de largo...la de ruído que hará semejante trasto !-)
El podcast:
http://j64.video2.blip.tv/12830009661988/Mileniodigital-milenio3_11x07_20111016_parte1320kbps954.mp3
(tarda en cargar, aviso)
Actualización: video de Cuarto Milenio donde se habla del incidente.
Lo que viene a decir el Sr. Cabo es que varios aviones llamaron a la torre a preguntar sobre el tráfico aereo, ya que aparecía un punto en su radar.
ResponderEliminarEn el radar de la torre no aparecía nada. Por cierto, el exportavoz tiene ahora un puesto de responsabilidad en AENA, o algo así. Inquietante.
Por cierto, el joven se ha sido entrevistado en Milenio 3, y en Espacio en Blanco.
Repasando mis básicos conocimientos acústicos, el caso de la vecina de Victoria que presenta el bueno de Santi Camacho me parece muy insólito. Sería interesante saber a qué frecuencia se produce. Los ruidos metálicos típicamente provienen de objetos muy rígidos que vibran a altas frecuencias y generan sonidos agudos, como cuando se cae un tenedor al suelo. Estos sonidos se atenúan con rapidez tan pronto vez la vibración acústica se aleja del punto emisor. Conseguir que un sonido agudo se propague a grandes distancias, penetrando a través de barreras densas como paredes, me parece un hecho bastante inverosímil.
ResponderEliminarEl segundo sonido de Canadá que describe Miss Porter es mucho más grave y claramente cíclico, como el que hace el ventilador del ordenador cuando se escacharra. Podría tratarse de algún tipo de infrasonido desconocido que sí se podría propagar a largas distancias.
Los misteriosos efectos fisiológicos que describe Miss Porter nos los podemos explicar recordando que un sordo, puesto a oír ruidos, escuchará antes un sonido grave que uno agudo. Los dolores de cabeza y las hemorragias podrían ser los efectos de resonancias internas producidas por estas ondas acústicas de alta energía y muy baja frecuencia, imperceptibles para el oído. Sin ir más lejos, hoy he descubierto que NASA estima que la frecuencia de resonancia del ojo humano son 18 Hercios, un valor muy próximo a los 20 Hercios que son el umbral inferior de audición del oído humano.
Los molestos efectos de los infrasonidos se conocen desde hace bastante tiempo y se han estudiado para determinar su posible uso militar. Sin embargo las conclusiones de estos estudios parecen encontradas. Desde luego, las armas acústicas conocidas desarrolladas por los aviesos norteamericanos, y copiadas por los chinos, no usan ultrasonidos sino que operan a frecuencias claramente audibles –2500 Hercios– y son capaces de focalizar una presión acústica ensordecedora hasta unos 100 metros –o eso admiten– mediante un altavoz direccional que ya quisiera Dalkan para su salón…
El ejemplo de Kiev me parece inquietante, sobre todo por el efecto de reverberación que comenta el especialista de sonido. Me pregunto si el caso de Bielorusia que comentan al principio es que mismo o es que se lían… Inquietante.
Entrada actualizada con la entrevista a Cabo en Cuarto Milenio
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