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miércoles, agosto 18, 2010

Horten 229: El bombardero furtivo de Hitler

If it looks right, it will fly right…



El segundo prototipo (V2) del avión Horten 299 es preparado
para el despegue mientras su piloto recibe las últimas instrucciones
del personal técnico.


No es Flash Gordon sino el piloto de pruebas Erwin Zilleren traje presurizado y a los mandos del "ala volante".
El innovador equipo fue diseñado por la firma Traeger
especilizada en trajes y equipos para submarinismo.
Decía el genial ingeniero aeronáutico Kelly Johnson que cuando un avión parecía bueno, entonces volaba bien. La máxima del "sueco que podía ver el aire", como le llamó el padre del caza furtivo F117 Ben Rich, se cimentaba en su conocimiento del negocio y en la sabiduría ganada liderando los equipos que diseñaron, entre una larga lista de maravillas aladas, aviones como el legendario caza bimotor P38, el primer reactor operativo norteamericano P80, el caza supersónico de altas prestaciones F104 o la familia de aviones espía U2 y SR-71.

Posiblemente la famosa cita de Kelly refleje el sentido común primigenio que subyace en la inteligencia humana y que de forma inconsciente nos sugiere la manera de crear cosas partiendo del entorno que nos rodea. Me pregunto que pensó Jack Northrop, otro gigante de la aeronáutica, cuando le hablaron de aquel desconcertante avión sin cola, parecido a una mantarraya gigante, que el ejército norteamericano acababa de enviar a la Northrop Corporation para su estudio.
Un soldado norteamericano posa delante de
un avión a reacción alemán He162 capturado intacto.


En aquella época, segunda mitad del 45, los americanos estaban enviando a casa toda suerte de extrañas aeronaves que habían aparecido, como por arte de magia, no sólo en fábricas secretas en el corazón de los Alpes bávaros sino también en modestos talleres de ebanista del centro de Alemania. Durante el último año de la Segunda Guerra Mundial en Europa, y en especial en los últimos meses del conflicto, la inteligencia militar aliada había cubierto del escritorio del Eisenhower con informes sobre fabulosas aeronaves secretas alemanas que surcaban el cielo a velocidades impensables y desaparecían sin dejar rastro antes de que la caza de escolta o los artilleros de los bombarderos pudiesen siquiera reaccionar. De la misma manera que los tanques Tigre atemorizaron a los carristas aliados desde el día D, las misteriosas apariciones de superaviones nazis en los cielos de Alemania sembraron de miedo e incertidumbre la mente de las tripulaciones de los bombarderos mientras se internaban en el corazón del Reich.

Si dejamos a un lado las “teorías de conspiración” relacionadas con las aeronaves alemanas y nos ajustamos a los hechos oficiales, de entre todos los ingenios voladores hallados en las ruinas humeantes del Tercer Reich, el más excepcional y enigmático fue el ala volante Horten 229 que los norteamericanos encontraron en una modesta fábrica de aviones en Friedrichroda, cerca de la ciudad de Gotha, en el mismo centro de Turingia.

El aparato descubierto por los americanos era el prototipo Ho229-V3 que había sido trasladado junto con todos sus utillajes para montaje desde Oranienburg en el norte de Berlin el 12 de Marzo de 1945. El plan alemán era que la compañía Gothaer Waggonfabrik comenzase inmediatamente la fabricación de los 20 primeros aviones de pre-serie Ho229-A0 y continuase los trabajos de desarrollo de los demás prototipos: el V4 biplaza, el V5 caza nocturno, el V6 para ensayos de armamento y el V7 biplaza de entrenamiento.



Diferentes fases de la instalación de las góndolas
de los motores y de los revestimientos aerodinámicos
del cuerpo central del avión.


El prototipo V3 (la V viene del palabro alemán Versuchsflugzeug) se encontraba en la fase final de montaje cuando las instalaciones de Gothaer Waggonfabrik fueron ocupadas por el III Ejército de Patton a principios de Abril del 45. Los americanos empaquetaron el avión junto con sus dos turborreactores Jumo 004 y lo facturaron a Northrop Corporation en El Segundo, California.
Traslado del Ho 229 V3 a EEUU durante Agosto de 1945


Una vez en los EEUU, muy poco se conoce sobre las conclusiones que los ingenieros americanos sacaron sobre las cualidades de vuelo del Ho229. Sí se sabe que la campaña de ensayos fue inusualmente breve debido a que el V3 era un prototipo único que no pudo ser mantenido en condición de vuelo por la falta de recambios, un problema que posiblemente se agravó por la corta vida operativa de los motores.

El Ho229-V3 fue desmontado y trasladado para ser custodiado en Washington donde crió óxido hasta principios de los años 80, período en el que los ingenieros de Northrop volvieron a examinar el prototipo. Curiosamente, justo en aquella época, un equipo combinado de Northrop y Boeing competía contra Lockheed-Rockwell por la adjudicación del proyecto “Aurora” para el desarrollo del Bombardero de Tecnología Avanzada o ATB (Advanced Technology Bomber). El 20 de Octubre de 1981, Northrop ganó definitivamente el concurso para desarrollar el avión "Spirit", nombre en código del bombardero estratégico B2. ¿Sirvió el ala volante alemana como fuente de inspiración para crear el famoso Bombardero Invisible, cuya firma de radar es más pequeña que la generada por un águila? Desde luego es una pregunta difícil de responder ya que el personal técnico de Northrop no está autorizado a hacer comentarios sobre sus actividades dentro de la compañía ni tan siquiera cuando su carrera profesional termina.

Para mi sorpresa, hace unos dos años vi las fotografías de lo que parecía ser un Ho229 nuevecito. En aquel momento creí que algún loco había reconstruido un “Gotha”, nombre en código que Ax y yo siempre le hemos dado al avión en honor al programador de LucasArts Lawrence Holland, pero el material resultó ser parte de un documental que National Geographic estaba produciendo sobre el estudio que los ingenieros de Northrop-Grumman habían realizado a su vez sobre las características furtivas (baja visibilidad radar) del Ho229. Por una sobredosis de nostalgia “clasificada”, el fabricante del B2 se gastó en el 2008 un cuarto de millón de dólares en el experimento, el cual incluyó no sólo la construcción del fidelísimo modelo escala 1:1 sino la utilización del ultra-sofisticado equipo y de las instalaciones "clasificadas" imprescindibles para analizar la firma radar del avión en vuelo.

He decidido compartir el documental con el resto de la Logia de redactores porque, americanadas aparte (la palabra “nazi” se pronuncia más veces que el nombre del propio avión y las tomas dentro de los hangares son dignas de “Indiana Jones contra el IV Reich”), su realización me ha parecido sobresaliente y el contenido técnico muy interesante sin que sea imprescindible tener un doctorado en el tema para seguir las explicaciones (en inglés gringo, eso sí). La recreación histórica también es muy correcta aunque los pobres hermanos Horten (Reimar y Walter) aparezcan caracterizados como dos ingenieros nazis sacados de una historia de Mignola. También hay que disculpar algunos comentarios gratuitos respecto a las sobresalientes características de vuelo del avión que dudo mucho pudieran ser justificadas por los especialistas en radar de Northrop. Es algo bastante común en los documentales americanos ensalzar la técnica de los "nazis" para recordar que fueron los EEUU quienes les derrotaron (y no el Reino Unido, como les gusta dejar entrever)

Como lo importante es que veáis el documental, me despido diciendo que el Ho229 V3 original espera ser restaurado para ser exhibido en la colección aeronáutica del Instituto Smithsoniano (National Air and Space Museum) que ojalá visite alguna vez antes de partir rumbo a las estrellas...

Nota: Este artículo está dedicado a nuestro lector acérrimo el Kaiser Wilhelm III, a quien todavía debo toneladas de información para su proyecto 1945.








3 comentarios:

  1. !Qué grande! El gotha 229. Aunque yo era más del P-51, reconozco que el gotha era de lo mejorcito que podías llevar en las armas secretas. Tengo que preparar algún post de las armas secretas aliadas. Creo que una vez inventaron algo útil.

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  2. #1

    Interesante entrada que evoca en mi memoria aquellos maravillosos años de "Las armas secretas de la Luftwaffe" :)

    Sin duda un diseño revolucionario y una auténtica joya de la ingeniería. Aún así, dudo mucho que el criterio de invisibilidad a los radares fuese una premisa de diseño tal y como se sugiere en el documental. Los Horten siempre estuvieron obsesionados con las configuraciones de tipo "ala volante", de hecho muchos ingenieros y fabricantes a lo largo de la historia aeronáutica lo han estado y todavía lo están, sin ir más lejos actualmente Airbus con su proyecto aún en formato CATIA... Sin entrar a discutir pros y contras, el ala volante es de por si una configuración estructuralmente más robusta que las convencionales y con mayor autonomía debido al mayor espacio para combustible en su interior y el gran alargamiento de sus alas. Se puede decir que ahí terminan sus principales ventajas en el terreno civil, que no son pocas...y donde comienzan las desventajas. "Accidentalmente", la propia forma en planta y alzado del vehículo, con la ausencia de superficies verticales y minimizando las superficies normales a los focos emisores, contribuyen, y digo sólo "contribuyen", a la reducción de su firma radar (e infrarroja). Pero ése es sólo el primer factor, y a veces no el determinante, a tener en cuenta de cara a conseguir la "invisibilidad". Los materiales, aislamientos eléctricos y especialemente las frecuencias contra las que se quiere proteger el vehículo, son más de media batalla. Tanto es así que el derribo de un F-117 sobre yugoslavia se debió más al tipo de radar que lo iluminó que a la presencia de partículas sobre su superficie. Un antiguo radar de los años cincuenta, dado de baja en los arsenales soviéticos, y funcionando en una banda "no contemplada" durante el diseño dió al traste con tanta sofisticación. El diagrama de radiación del F-117 pasó de tener unos tenues lóbulos fácilmente confundibles con ecos fantasma a un potente rosetón cuasi-ominidireccional gritando "ki-ss(ck) my ass".

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  3. #2

    ...El uso de madera, material no conductivo y por ende "stealth" -al menos más que el alumninio-, en el borde de ataque atendería más a motivos estructurales que a otra cosa. El ancho de esa sección de madera da mayor robustez estructural al borde y al propio ala que un borde de ataque realizado en chapa de aluminio, especialmente teniendo en cuenta la enorme sección alar y la longitud del ala. Además, la madera, fue un material aeronáutico todavía de uso muy habitual durante la WWII (no olvidemos al Mosquito). Es por ello que,en mi opinión, el uso de madera se debe más a la tradición histórica y a una carencia de otros materiales (no olvidemos la situación de Alemania ya por aquellas fechas). Si además era más invisible a los radares...mejor que mejor.

    De excesivamente optimista tildaría el "handling" atribuído al 229, en especial al reflejado en los videos. Un análisis en profundidad de sus cualidades de vuelo llevaría una entrada completa, pero para resumir: la estabilidad estática longitudinal debido al centrado y la estabilidad latero-direccional convierten esas configuraciones en auténticas pesadillas. Desde luego sin un sistema de aumento de estabilidad (y la adecuada aerodinámica), cualquier otra virguería más allá del vuelo a nivel y virajes suaves son un chiste con final triste.

    Porqué de la semejanza con el B-2?. Un bombardero estratégico requiere gran autonomía y alguien durante la fase de diseño preliminar debió decir: "¿Por qué no un ala volante?, tiene más autonomía, más capacidad de carga, es más stealth (incluyendo al ojo humano, y no es coña...) y además no necesita maniobrar mucho ni ser muy rápido"...Evidentemente los yankis -gente práctica donde la haya- tiraron del know-how adquirido por los Horten (tíos listos y aplicados) y se fusilaron la aerodinámica -y con ello la geometría- de su Ho-229. Digamos que su diseño, por todo lo ya comentado, les vino como anillo al dedo a sus aviesos propósitos imperialistas.

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