Aquí está el que originalmente iba a ser el primer post de Los Cristales Rojos, no me negaréis que hubiese sido una forma espectacular de empezar la serie :-).
En 1924 el Революционный Военный Совет, (Revolyutsionny Voyenny Sovyet) o Soviet de Guerra Revolucionario aprobó el uso de perros para propósitos militares variados, a saber: rescates, entregas de comida, medicinas, primeros auxilios, comunicaciones, búsqueda de minas y personas, incluso el transporte de soldados heridos en parihuelas. Se fundaron en total trece escuelas, y tres de ellas se dedicaron al entrenamiento de nuestros protagonistas de hoy: Los perros anti-tanque, hundminen como les llamaron los alemanes, o Protivotankovaya sobaka en su nombre original.
Entrenamiento:
El entrenamiento de estos perros tuvo muchas dificultades, y el resultado, como veremos más adelante fue, como mínimo, poco brillante, aunque la propaganda soviética quisiera hacer creer lo contrario. Pese a todo, es cierto que como idea y a priori puede parecer muy buena (si no eres un perro).
En un primer momento el entrenamiento estaba dirigido a que el perro llevase una bomba pegada al cuerpo y al llegar al objetivo la soltase por medio de un cinturón y sus propios dientes. Después mediante un detonador por control remoto o un temporizador el explosivo sería detonado. Un grupo de perros entrenó este tipo de táctica durante 6 meses y ninguno de ellos logró los objetivos. Los problemas venían porque los perros aprendían bien como llegar a un blanco pero cuando los objetivos o los lugares cambiaban muchas veces los perros volvían al adiestrador con el paquete sin “entregar”. Esto hacía el detonador por tiempo muy peligroso, y teniendo en cuenta lo caro de los controles remotos por aquella época, esta táctica se desechó.
Esto trajo la simplificación de la tarea. En vez de localizar un objetivo especifico se entrenó a los perros para localizar cualquier tanque enemigo, también se cambió la forma de entrega del paquete, y la bomba se ataba al perro y se detonaba por contacto con el blanco, obviamente el esforzado animal se convertía de esta manera en un “Can deconstruido” como dirían ahora en El Bulli.
Los perros se mantenían hambrientos y se ponía su comida bajo los tanques, así que rápidamente aprendieron a encontrarla, al principio con el motor del tanque apagado y después con el motor en marcha y otros ruidos similares a las batallas (explosiones, tiros etc.…)
Las minas consistían en dos alforjas en las que se alojaban entre 10 y 12Kg de explosivo, con una pequeña pestaña de seguridad que se quitaba justo antes de soltar al perro, y un disparador de madera de unos 20 cm que sobresalía del lomo del perro, cuando el perro buscaba su comida bajo el tanque el disparador chocaba contra la parte inferior del mismo detonando la mina justo en la parte del chasis más vulnerable de los vehículos.
Guerra real:
Todo entrenamiento es precisamente eso, un entrenamiento, los hundminen fueron desplegados por todo el frente ruso a finales del verano de 1941 en medio del esfuerzo titánico de los soviéticos por detener el avance germano. El primer grupo consistió en 30 perros, 40 entrenadores, 6 cocineros, 6 conductores y 10 zapadores. Y pronto comenzaron a aparecer bastantes problemas, el primero de ellos era que en medio de las necesidades y para ahorrar combustible y munición los perros no estaban acostumbrados al ruido real de guerra y se negaban a ir hacia tanques en movimiento ya que el entrenamiento fue con tanques con el motor en marcha, pero parados. Los perros más exitosos llegaron corriendo al lado de los tanques esperando a que se pararan, pero obviamente fueron disparados mientras esperaban. Los disparos desde los tanques asustaban a la mayoría de los perros y muchas veces volvieron hacia las propias trincheras soviéticas detonando la carga cuando saltaban a ellas, con las consecuencias obvias de ello entre la soldadesca.
La primera medida ante esto fue disparar a cualquier perro que volviera hacia las trincheras, normalmente volvían al punto de partida y debían ser abatidos por sus propios entrenadores, lo que hizo que muchos de ellos se negaran a trabajar con nuevos perros y a unos pocos a decir que no solo se sacrificaban personas en la guerra sino que también se masacraba a los perros. En consecuencia los comisarios políticos tuvieron unas cuantas conversaciones con estos anti-patriotas burgueses en privado.
Resumiendo de los primeros 30 perros solo 4 llegaron a detonar las bombas cerca de tanques alemanes, causando un daño desconocido, 6 explotaron en las trincheras soviéticas y 3 fueron alcanzados e inspeccionados por los alemanes, estos consideraron el programa desesperado e ineficiente e incluso lanzaron una campaña de propaganda contra el ejercito soviético, asegurando que como los soldados no querían combatir, el ejercito tenia que usar a los perros.
Otro error grave de entrenamiento fue detectado después, los soviéticos utilizaban para el entrenamiento sus propios tanques, con motor diesel, mientras que los tanques alemanes utilizaban motores de gasolina. Esto unido al sentido olfativo de los perros hacía que muchas veces los perros se guiaran más por el olfato y fueran hacia los tanques que “olían a comida”.
Balance:
La eficiencia de los perros anti-tanque es desconocida. Los soviéticos afirman que los perros dañaron alrededor de 300 tanques aunque la posibilidad de que este sea un número propagandístico es bastante alta. Sin embargo hay documentados algunos éxitos individuales del programa:
La división 160 de infantería cerca de Glukhov dañó 5 tanques alemanes con 6 perros.
Cerca del aeropuerto de Stalingrado los perros destruyeron 13 tanques.
En la batalla de Kursk 16 perros pusieron fuera de combate a 12 tanques cerca de Tamarovka
Desde el primer momento cuando los alemanes fueron conscientes de la posible amenaza se tomaron medidas, al principio solo los vehículos disparaban contra ellos, pero por la rapidez y pequeño tamaño de los perros las ametralladoras de los tanques no eran muy efectivas, así que todos los soldados alemanes recibieron ordenes de disparar contra cualquier perro en las zonas de combate
Después de 1942 el uso de estos perros disminuyó rápidamente (la tasa de mortalidad de los canes era alta), y las academias caninas se dedicaron a adiestrar perros para buscar minas y hacer entregas, lo que daba unos resultados bastante mejores.
Y después del tocho, muy largo, aquí están las fotos de mi versión:
Las miniaturas son de Peter Pig, vienen mezcladas con lanzallamas y zapadores así que es una mezcla un poco rara y solo he conseguido encontrar una bolsa, así que solo he podido hacer una peana.
Historicamente solo podría usarse en el periodo Early o como mucho Mid de Flames of War, pero la verdad es que me han encantado las minis y las utilizaré en lugar de los rifles antitanque, si alguna vez los hago :-).
El uso de animales con fines bélicos se remonta a la Antigüedad y normalmente confirió cierta ventaja, en alguna ocasión muy notable, al contendiente que los usaba durante los dos primeros combates, como mucho. Tras la sorpresa y el descalabro inicial, el adversario normalmente se aprendía el truco y los animales se comportaban como tales. Y es que hasta los elefantes dieron disgustos a Aníbal.
ResponderEliminarYa lo advirtió Hitchcock: evita a los ingleses, a los niños y a los animales cuando actúes porque los primeros son demasiado buenos, los segundos no se aprenden el papel y los terceros simplemente son impredecibles. Y puestos ya citar, citemos a Lee Marvin cuando dijo que la guerra es el único sitio donde uno actúa todos los días.
Muy güenas miniaturas y beware of Rintintín!