(Hoy) Estamos obsesionados con:

domingo, noviembre 15, 2009

LOS CRISTALES DE COLORES VI (hemos vuelto)

LA ESQUINA DE BARKMANN

A las afueras de Le Lorey, un pueblecito al norte de la carretera que une Saint-Lô y Coutances, un grupo de infantes alemanes y personal de retaguardia sale al paso del Panther 424. Los suboficiales Heinze y Corth, sentados sobre el techo del tanque, son alertados apresuradamente por un Feldwebel sobre la llegada inminente de fuerzas americanas tras romperse el frente en Saint-Lô.

Aspecto de las carreteras entre pueblos en el área de Saint-Lô a mediados de Julio de 1944


Carros de combate alemanes tipo Panther en algún lugar de Francia durante el verano de 1944. Las tripulaciones han hecho uso extensivo de ramaje y vegetación para mejorar el mimetizado de sus tanques contra los frecuentes ataques de la aviación aliada.

Mapa del área de los combates entre el Panther 424 y las vanguardias acorazadas norteamericanas.


Los dos soldados se miran con preocupación pues su propia unidad, el 2˚ Regimiento SS Panzer, se encuentra teóricamente en algún lugar cercano a esa población. Instantes después, tras escuchar los primeros sonidos de combate, la pareja desciende del vehículo para adelantarse e investigar lo que está ocurriendo. Poco después suenan más disparos y los militares regresan a la carrera, uno de ellos herido en brazo y hombro. ¡Efectivamente, los americanos están en la carretera de Saint-Lô!


Carro de combate norteamericano Sherman M4A3 con cañón de 75mm.
El blindado ha sido equipado con cuñas cortasetos para abrirse camino a través del Bocage. Nótese la acumulación de sacos de arena en la parte frontal del chasis como protección adicional.

Un alférez alemán discute el despliegue de los carros de combate sobre su plano de carreteras. La dotación del tanque Panther, en segundo plano, aguarda las órdenes.

Puesto al corriente de la situación inmediatamente, el comandante del tanque, el SS-Scharführer Barkmann, decide alcanzar el cruce de carreteras y presentar allí batalla. Listo para el combate, el carro de combate se desplaza ocultando sus flancos a lo largo de una fila de arbustos y se detiene bajo la frondosa copa de un roble cercano a la encrucijada. Vehículos blindados identificados con estrellas blancas se aproximaban por la izquierda. Poggendorf, el artillero, estima 200 metros de distancia hasta los objetivos. Cuidadosamente, ajusta la puntería sobre la primera silueta verde oliva destacada sobre el visor telescópico. La torreta del Panther se estremece. Las llamas envuelven al blindado de cabeza mientras el resto de vehículos americanos pugnan por retroceder. Para entonces, el cargador, en mangas de camisa, introduce granada tras granada en la recámara; el ruido sordo del cañón y el sonido metálico de los cartuchos vacíos se superponen con el zumbido del ventilador expulsando los gases de cordita acumulados dentro de la torreta.

Excelente fotografía de un Panther A. El espesor de la plancha frontal de blindaje sobre la que está instalada la ametralladora del operador de radio es 85mm con un ángulo de 55˚ (en comparación, el Sherman tenía 51mm para un ángulo de unos 47˚ con la vertical)



Entre el 60 y 80% de los Shermans penetrados por proyectiles perforantes o por cargas huecas se incendiaban. Esta peligrosa tendencia estaba directamente relacionada con la inflamación del propelente de las granadas almacenadas en los modelos de Sherman con santabárbara seca (p.ej. casi todos los M4A3 con cañón de 75mm)

Detalle de la torreta del Panther. Se aprecia con bastante claridad el acabado rugoso de las superficies verticales cubiertas de Zimmerit, una sustancia pastosa que se aplicó sobre casco de los carros de combate alemanes entre 1943 y 1944, y cuyo objetivo era dificultar la instalación de minas magnéticas. El blindaje de mantelete del cañón era de 100 mm, igual que el espesor de la plancha frontal de la torre, mientras que el grosor de los laterales y parte posterior era de solo 45 mm con un ángulo de 15˚

Frente al Panther, el humo aceitoso de los vehículos cisterna en llamas mancha el cielo con volutas negras; jeeps y semiorugas caen retorcidos y desgarrados bajo el fuego del cañón de alta velocidad de 75 mm. Barkmann rastrea incansable el área circundante a su carro de combate. Caen dos tanques Sherman más que se aproximaban por la izquierda de la carretera. Son necesarios dos proyectiles para eliminar al primero; el segundo logra hacer dos impactos sobre el tanque alemán antes ser destruido. Cubierta bajo nubes de humo negro, no es posible distinguir la encrucijada por donde todavía se aproximan más vehículos.


Otro M4 destruido en Francia. Se aprecian dos impactos con penetración: uno frente al habitáculo del conductor (a la derecha) y otro justo en el centro de la cruceta de unión entre las planchas de blindaje inferior y superior de la zona frontal.


Finalmente llegan los cazabombarderos aliados cubriendo todo el terreno con cráteres. Una bomba aterriza a cinco metros escasos del tanque y su explosión casi logra hacerle volcar. Los cohetes lanzados por otro avión dañan el tren de rodaje izquierdo. Barkmann y su tripulación resisten, disparando a todo lo que se pone a tiro. Los proyectiles se incrustan o rebotan contra sus planchas de blindaje mientras los aviones concentran los cañones sobre el obstinado tanque que bloquea la carretera.

Evidentemente está fotografía pertenece a una recreación histórica. Dudo mucho que alguien decidiese fumar una pipa sobre un StuGIII justo antes de ser bombardeado por una pareja de Mustangs.

La aviación tuvo un plan muy importante, posiblemente clave, en el éxito de la invasión aliada. El apoyo aéreo fue crucial durante las primeras semanas del desembarco, dificultando enormente el despliegue de las divisiones acorazadas alemanas y desbaratando sus contraataques en muchas ocasiones. Esta situación obligó a las fuerzas germanas a presentar una batalla de desgaste defensivo que, a medio plazo, sólo podía conducir a la ruptura del Frente de Invasión.


Dos Sherman abren fuego desde un costado, sus proyectiles arañan los laterales del carro alemán. La torreta del Panther gira implacable y el artillero responde instintivamente. Otros dos Sherman tostados. El conductor, herido en el cuello, gime de dolor y tiembla incontroladamente. Después de afanarse sin éxito por desbloquear su escotilla y salir al exterior, el soldado arroja sus auriculares a un lado y trata de accionar las palancas para dirigir al tanque hacia un badén en la carretera. Barkmann ordena a Poggendorf que le tranquilice. Abollado y cubierto de cicatrices, el tanque ha perdido una cadena cercenada por un impacto directo, uno de los cordones de soldadura del casco ha sido desgarrado, y la munición está prácticamente agotada.


Aunque el blanco y negro entone con el resto del artículo, la calidad de esta foto justificaría una condena vitalicia a no usar photoshop ni programas similares.


Recuperados los nervios y de nuevo en su puesto, el conductor lucha ahora por alejar al tanque de la zona. Por fin, con una sola oruga y una rueda tractora doblada, logra hacerlo retroceder de algún modo. Una última granada retumba contra un flanco del Panther, pero su contundente cañón de 75 mm silencia la amenaza.


Igual que un cangrejo malhumorado, el Panther 424 se arrastra hasta una granja de la pequeña villa de Neufbourg, a cuyo resguardo los hombres son finalmente capaces liberar al conductor y al operador de radio usando palancas para abrir sus respectivas escotillas, gripadas por las explosiones durante el combate.

Relato basado en "Panzers in Normandy Then & Now" por Eric Lefevre

-0-

El informe del combate realizado por los suboficiales Heinze y Corth, quienes presenciaron los hechos relatados desde un lugar protegido, especifica que al menos nueve tanques Sherman fueron destruidos por el Panther 424 durante las primeras horas del día 27 de Julio de 1944 en el Frente de Invasión.



Retrato de Ernst Barkmann tras recibir su Cruz de Caballero y ser ascendido al rango de oberscharführer (sargento primero) de la 4ª Compañía del 2˚ Regimiento SS Acorazado de la División "Das Reich"


Como consecuencia de ésta y de otras acciones temerarias realizadas tras las líneas de norteamericanas entre los días 26 y 27 de Julio de 1944, el Scharführer Ernst Barkmann fue condecorado con la Cruz de los Caballeros de la Cruz de Hierro. La petición cursada por los superiores de Barkmann recomendándole para la condecoración especificaba que su Panther fue desplegado en la retaguardia para cubrir a dos tanques inmovilizados. El grupo quedó separado del resto de fuerzas alemanas después del repliegue realizado por la 2ª División Acorazada de las Waffen-SS. Forzado por estos acontecimientos, Barkmann destruyó uno de los tanques puestos bajo su custodia y remolcó al segundo durante su retirada. Reiteradamente, su carro blindado tuvo que combatir con tropas americanas en movimiento, destruyendo en estos choques catorce tanques enemigos. Durante las noches, se unió a las columnas de vanguardia norteamericanas para, finalmente, conseguir regresar a sus propias líneas dos días después.


Detalle del cuadro de David Pentland titulado "Barkmann's Corner" Aunque el carro de combate encara a los tanques americanos desde la cuneta izquierda de la carretera, parece ser que en realidad Barkmann apostó su Panther en el lado derecho.

La veracidad de los hechos que rodean a “la esquina de Barkmann” ha sido cuestionada por algunos historiadores anglosajones debido a la falta de informes en los archivos militares norteamericanos que describan un combate de similares características entre Countances y Saint-Lô durante las primeras horas del 27 de Julio. Sin embargo, no es difícil comprobar que justo en aquellas fechas los norteamericanos habían desencadenado la operación Cobra y que el empuje principal de esta ofensiva pasaba justo a través de la brecha de Saint-Lô. Siendo un hecho sabido que las pérdidas de grandes cantidades de blindados no sorprendían a nadie en el bando aliado, no parece ilógico pensar que la destrucción de nueve tanques Sherman y de sus vehículos de apoyo en una carretera secundaria próxima a un villorrio francés habría pasado totalmente desapercibida en plena ofensiva. Seguramente, la destrucción de la columna acorazada se habría atribuido a la decidida oposición de las fuerzas alemanas que defendían aquel sector del frente, especialmente recalcitrantes teniendo en cuenta la necesidad de invocar abundante apoyo aéreo para doblegar su resistencia.

Es importante aclarar que la situación en la que se desarrollaban la mayoría de los combates en Europa era muy desmoralizante para las tripulaciones de tanques norteamericanas, ya que sus carros eran puestos regularmente fuera de combate por cualquier cosa, desde un Panzerfaust hasta un cañón antiaéreo de 88 mm, mientras veían con gran disgusto cómo los proyectiles de sus propios cañones rebotaban, inofensivamente, sobre los Panther y los Tiger.


Este Sherman, probablemente británico, ha sido perforado límpiamente cerca de la posición ocupada por su conductor.


El blindaje frontal del Panther no podía ser penetrado por el cañón de 75mm del Sherman a ninguna distancia, mientras que el Panther podía poner fuera de combate al Sherman desde cualquier distancia corriente. En uno de los primeros encuentros entre los Panther y la 2ª División Acorazada se informó que un Sherman había sido inutilizado cuando un proyectil alemán de 75 mm había atravesado la transmisión, el estante de municiones del suelo del casco, el motor ¡y había salido por detrás!

Esta fotografía pudiera reproducir la anécdota relatada por los hombres de la 2ª División Acorazada. El impacto parece haber atravesado el blindaje justo a la altura de la transmisión.

El hecho de que el cañón de 75 mm americano no pudiese penetrar frontalmente al Panther significaba que las unidades de Sherman tenían que arrollar a estos carros por la pura fuerza numérica, y así poder maniobrar hacia el flanco del carro alemán, más débil, donde el cañón de 75 mm podía intentar penetrar con éxito el blindaje. Como señaló el mismísimo general Omar Bradley, esta disposición de dilapidar Sherman no resultaba muy tranquilizadora para las tripulaciones, que se veían asimismo obligadas a ser dilapidadas. La bravata patriótica de que el Sherman era el mejor carro de combate del mundo corría ampliamente de boca en boca en los discursos y en la prensa, siendo desmoralizador para las dotaciones de carros escuchar aquellas tonterías después de pagar un alto precio por aprender lo contrario. Las palabras de Bert Close, un veterano carrista de la 3ª División Acorazada, son elocuentes:

La estrategia de enviar tanques en hilera, uno detrás de otro y sin poder maniobrar, era terrible. Se mire como se mire, eran un grupo de gansos […] Estaba totalmente decepcionado con el Sherman y con quienes decidían como debíamos usarlo. Pensaba ¿qué clase de idiotas creen que somos?

La compañía de Bert Close perdió 12 de sus 16 tanques conteniendo los contraataques alemanes en Saint-Lô. Para cuando llegaron los refuerzos, la 3ª División Acorazada había perdido 86 carros blindados.

Tengo que reconocer que se me ha ido la mano escribiendo. Pensaba haber hecho una introducción mucho más corta pero finalmente me he explayado recordando los varios meses que han pasado desde el último artículo. Pienso que nuestros dos acérrimos lectores perdonarán, o quizás hasta celebrarán, el rollo histórico. No incluyo a nuestra lectora, también acérrima, porque entiendo que sus intereses no incluyan los carros de combate ni las batallas de la Segunda Guerra Mundial. Honestamente, no se lo reprocho…

Como se puede ver en esta imagen, he improvisado un modestísimo diorama para fotografiar al tanque sin tener que usar el sempiterno papel de periódico local.

Abróchense los cinturones y coloquen los respaldos de sus asientos en posición vertical porque empezamos con la descripción "artística" El modelo pintado es un tanque Panther A comercializado por mis amiguitos de Battlefront. Para los que tengan interés, la referencia es GBX21 Ernst Barkmann. Tengo que decir que el modelo es bueno aunque el molde del chasis tiene un defecto, o al menos eso pienso yo, en el cajón de pertrechos derecho situado en la parte posterior del vehículo. A pesar de mis ácidas epístolas al servicio de atención al cliente de Battlefront, debo reconocer que el rechupe (palabreja técnica para describir este tipo de defecto en una pieza fundida o inyectada), una vez pintado, puede confundirse con un daño causado durante los combates.

Alguno pensará que me he vuelto loco, ¡pero juro que el arcón derecho está deformado!


Como ya hemos comentado varias veces, los nuevos modelos del Flames, como suena y sin acento, han ganado en detalles y en complejidad pero han perdido en calidad de fabricación. A más piezas, más sitios donde cagarla, sobre todo porque las tolerancias de montaje harían palidecer al diseñador jefe de Monta-Man. Lanzado este espumarajo, mi recomendación es emplear un poco de tiempo (o no tan poco) en ajustar las piezas y asegurarse de que todo encaja correctamente antes de pegarlas. Es más, creo que conviene hacer un premontaje completo para anticipar problemas antes de unir nada. Este paso es imprescindible, por ejemplo, si pretendemos que las orugas queden centradas respecto al chasis. La experiencia dice que las cagadas cometidas al montar el modelo cantan (y mucho) cuando comenzamos a pintarlo.


Otro error muy frecuente, al que inducen normalmente las guías de pintado, es el hecho de montar el modelo completamente para, acto seguido, descubrir que no existe acceso con el pincel a infinidad de lugares. Un ejemplo de libro: los faldones de protección de las orugas de un tanque. ¿Cómo leches piensa alguien poder pintar el tren de rodaje si acaba de pegar un chapón metálico encima? Algún listo pensará que no es preciso preocuparse porque no se ven las ruedas… Esa ocurrencia es cierta, siempre y cuando la pieza pegada en último lugar oculte por completo la zona interior, en este caso, los rodillos de retorno de la cadena. De nuevo, invertir tiempo haciendo un premontaje del modelo nos ahorrará molestos contratiempos mientras pintamos.



Lo más destacable de la fotografía superior es la forma de aplicar el número de identificación del tanque (también llamado numeral) Originalmente era una calca transferible, de esas que sólo puedes conseguir si compras una caja de pelotón. Ha sido fijada usando agua, un pincel (viejo si es posible) y el famoso "softener" de transferibles (reblandecedor en manchego). Una vez aplicada, pero antes de que esté seca del todo, es (muy) recomendable repasar el contorno de la calca con un pincel empapado en agua para difuminar cualquier contorno brillante que pueda dejar el adhesivo soluble que contiene. Hecho esto, repinté parcialmente el numeral usando color blanco y negro con la ayuda de un pincel fino y buen pulso. Que yo recuerde (lo pinté en verano), una vez seco todo, oscurecí irregularmente las zonas blancas con una mezcla muy diluida de negro (no se trata de aplicar manchas de hollín sino de apagar los reflejos con una veladura grisácea) Por último, unos toques de lápiz blando ayudan a reticular el número imitando la textura del zimmerit.


Respecto al pintado del carro, más de lo mismo: sentido común. Siempre es recomendable aplicar una fina capa imprimación que permita conseguir una superficie regular y de color uniforme sobre la que agarren las capas de pintura que aplicaremos más tarde. La imprimación es también una buena ayuda para detectar errores de montaje antes de pasar a la fase de pintura propiamente dicha. En este caso, el tanque de Barkmann fue imprimado en color gris medio aplicado con aerógrafo.

Esta foto es una mierda, cromáticamente hablando, pero interesante para apreciar las texturas de la zona frontal del modelo.


Seguimos con los consejos generales de pintura. Primero y fundamental: que nadie intente jamás conseguir un color uniforme (esto es, sin parches ni transparencias) aplicando una sola mano de pintura. Ni siquiera con un aerógrafo. Los puristas hablan de un mínimo de tres capas diluidas para conseguir un acabado homogéneo. Cuando uso el adjetivo diluido quiero decir que la mezcla tiene que fluir y tener un grado de consistencia tal que si fuese aplicada sobre un papel de periódico, podríamos ser capaces de distinguir los caracteres con relativa facilidad. Si hemos hecho bien los deberes, es decir, si hemos imprimado nuestro modelo antes de pintarlo, con un máximo de tres capas de pintura (o sólo con dos si usamos un aerógrafo) será suficiente para lograr un tono base uniforme. Para optimizar esfuerzos, conviene ser astuto y elegir para la capa de imprimación un color afín al color base.


Lo dicho en el párrafo anterior aplica a un vehículo pintado en un solo color, p. ej. el verde oliva de un Sherman. Si el esquema de pintura incluye varios colores, p.ej. el camuflaje del Panther, entonces mi recomendación es diluir cada tono de camuflaje al 50%. Teóricamente, es posible conseguir un efecto difuminado, similar al que producido por un aerógrafo, aplicando la mezcla al 50% para crear los parches de color, pero abarcando un área menor que la que queremos cubrir en realidad, y seguidamente aplicar el mismo color disuelto al 75% sobre los contornos de los parches hasta abarcar el perímetro final de la mancha de camuflaje. No puedo confirmar que este método funcione correctamente en todos los casos (p.ej. sobre las superficies cubiertas de zimmerit de los carros de combate alemanes). Muy seguramente sea necesario practicar varias veces antes de alcanzar buenos resultados. Lo que está claro es que este sistema es la única forma de imitar ciertos esquemas de camuflaje sobre un modelo de FOW (escala 1:100), inalcanzables incluso para un aerógrafo.


Voy a tomarme la libertad de decir que esta fotografía es la que más me gusta de todas. La hice el mismo día que terminé de pintar el modelo y creo que es la que mejor lo reproduce. Aunque ya se sabe que para gustos, los colores...

Esta foto sería tan buena como la anterior si no estuviera parcialmente desenfocada, pero quizás sea la mejor de todas para apreciar los detalles del numeral 424.


Como la longitud de este comentario se ha salido totalmente de madre, es mejor parar aquí y dejar el resto de consejos de pintura para el próximo número de los Cristales de Colores. ¡Intentaré que no se retrase mucho!

De todos modos, me enorgullezco viendo que los demás redactores han retomado los pinceles y que están perseverando… ¡Espero ver más novedades pronto!

Contáis con mi simpatía.

Nota post-publicación: maquetar este engendro ha sido un auténtico infierno que me ha llevado un día entero. He descubierto con exponencial frustración que algunos vínculos siguen rotos aún después de reinsertar varias fotos treinta veces. Me niego a hacerlo por vez treinta y una. Si algún loco o romántico tiene interés por examinar alguna foto a mayor resolución, que lo diga y un servidor se la hará llegar o la republicará en la siguiente edición de la sección.

6 comentarios:

  1. Tercer Intento:

    Hasta los huebos ya. A ver, que sí, que los Panther combatieron en una guerra defensiva, lo que les daba la ventaja de posición y sorpresa. Además en combate 1 a 1 los tanques alemanes eran mejores.ç

    Es cierto que había que ser muy valiente para ir a la guerra con una santabarbara seca, sólo un 15 % de los Sherman con santabarbara húmeda se incendiaban.

    Lo más interesante, es que se fabricaron unos 6000 panther, 1500 Tigres y unos 500 Tigres II, frente a unso 50.000 Shermans y unos 85.000 T-34.

    Mi post original, tanto el primero, como el segundo eran más largos, pero joer. Qué es imposible comentar nada en éste blog. Por si acaso voy a poner las palabras tetas grandes, que parece que ayuda a la publicación.

    ResponderEliminar
  2. Si es que me faltaba las palabras tetas grandes...

    ResponderEliminar
  3. No sé si queda claro, pero Barkmann sobrevivió a la guerra. En Abril de 1945 se entregó a tropas británicas, lo que era mejor que entregarse a las rusas. Murió este año, hace unos 6 meses, en junio. A la tierna edad de 89 años.

    Viva Oliver Reed y su mejor peli, Los Panzers de la Muerte.

    ResponderEliminar
  4. A mi la introducción me ha parecido genial. Ni una frase le quitaba.

    Por no volver a repetir que la miniatura me parece una maravilla, y que de mayor me gustaría pintar la mitad de bien que tu, te diré que muchas gracias por los consejos de pintura (en este post) y de la decoración de la peana (en el otro). :-)

    ResponderEliminar
  5. Me alegra que te haya gustado el tanquecito. Desde luego el acabado no es ni mucho menos perfecto. Sólo hay más que darse una vueltecita por algunas páginas de la red para descubrir modelos que le dan mil vueltas a éste. Y lo digo con toda sinceridad!

    Pienso que el propio autor tiene que ser su crítico más encarnizado si es que realmente pretende mejorar. Me encanta ver los modelos de los maquetistas verdaderamente buenos, de los Grandes, y pensar: qué pedazo de cabrón! Cómo consigue darle ese efecto? Cómo puede dominar tan sumamente bien el color? Qué buen detalle éste y aquel!

    Al final uno descubre que la clave es que ellos, los Grandes, se observan entre sí y piensan lo mismo que los pequeños pensamos, pero ellos practican y practican ejercitando lo que han aprendido de los otros hasta volverse excelentes. Quizás sólo Miguel Jiménez MIG y Mirko Bayerl nacieron sabiendo jugar a este jodido deporte, el resto nos tenemos que conformar pensando que el próximo modelo será mejor :-)

    ResponderEliminar
  6. En eso podemos estar de acuerdo: Que algo esté acojonantemente bien no significa que no pueda estar todavía mejor. :-)

    ResponderEliminar