Como el Joe se acercó pronto, nos echamos una partida al Death Angel, un juego de cartas ya comentado en este blog.
Las partidas pueden ir bien, mal, o rematadamente mal, esta fue de las últimas. Empezamos con ilusión desplegando el Ala de la Muerte. Una de las ampliaciones que tenemos, básicamente consiste en sustituir los marines de los Angeles Sangrientos por unos nuevos. Estos usan más los apoyos.
La partida comenzó así
Según atravesamos la puerta las cosas se pusieron cruda, el primero en palmar fue el capellán, en el primer turno, mientras el resto de los marines disparaban al mundo en general, pero no a los genestealers. En el siguiente turno intentamos hacer un movimiento arriesgado, el movimiento de la escuadra permite arrasar una posición anterior, pero si se saca un cero en la tirada...muere el marine que ocupaba la posición original. ¿Adivináis? Sí, el tecnomarine se fue con el Emperador, lo llamamos fuego amigo.
Antes del movimiento catastrófico. |
Fuego amigo... |
Ya me quedaban dos marines, y Joe tenía sus dos equipos intactos, cosa que no duró mucho, los genestealers aparecían a pares, y no conseguíamos matarlos.
Las bajas se acumulan, mi equipo rojo destruido, y el verde, de Joe, diezmado. |
Poco a poco los marines fueron cayendo, aún sin salir de la primera sala (y nos quedaban 5), sólo quedaban 4 marines de los 8 iniciales. La cosa pintaba mal, y el ánimo decayó. En un esfuerzo supremo conseguimos pasar a la habitación siguiente, pero estábamos ya muy mermados. En la siguiente habitación los Genestealers rodearon a los marines y se los merendamos. Quedaban pocos marines y demasiados genestealers, por lo que las tiradas de salvación no eran posibles.
La verdad es que este juego depende mucho de la suerte que tengas con los equipos y las tiradas, la suerte con los equipos no fue clara, pero desde luego no dimos una con las tiradas. Hay veces que las aprtidas son paseos militares, y otras que las pasas canutas.
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