No sé si en el futuro me atreveré a plasmar, a modo de ensayo, ciertos pensamientos personales, conclusiones y certezas...sí, certezas (insisto), que desde hace ya tiempo se agolpan en mi cabeza en mis momentos de meditación más trascendental. Quizá sean unos pensamientos demasiado osados y sinceros para ser afrontados con valentía por un mundo más miope que yo y apoltronado en una insignificante existencia.
Me resulta curioso y gratificante que hace poco, muy poco, otro genio de la Humanidad (no es el primero) haya salido, con loable valentía, del estúpido armario -o sarcófago, diría yo- que ampara la ignorancia científica difrazada de purista. Los mismos mentecatos cuya única aportación al planeta será la de su propia biomasa una vez muertos, serán los que tachen esas declaraciones como los desvaríos de alguien que necesita llamar la atención o que simplemente se puede permitir esa clase de excéntricas declaraciones...aún a riesgo de convertirme en una parodia de Pérez-Reverte, mascullaré: imbéciles. En mi opinión, tanto la suya como la mía son declaraciones apoyadas en aplastante lógica matemática finalizada con una sensata conclusión
En fin, como he dicho, dejaré esa entrada en mi "debe" limitándome hoy a colgar un tema de otra índole (quizá no tanto como pensamos) elegante e impecablemente tratado, por un aprendiz que cada vez adquiere más dotes de maestro.
Advierto que quizá la temática no sea del agrado de todas las sensibilidades, quedando a discrección de nuestro Redactor Jefe la censura y/o amonestación por tan controvertida y continuada serie de entradas, tan ajenas a la jovial idiosincrasia de nuestra querida Nit.
Pues eso... que será el viento
ResponderEliminarYo no vi el programa, pero me baje el podcast y es muy interesante. La verdad es que descubrir los sonidos del silencio es bastante impresionante.
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